«-Examina
ya si esto es de este modo. Decimos que existe algo igual. No me refiero
a un madero igual a otro madero ni a una piedra con otra piedra ni a ninguna
cosa de esa clase, sino a algo distinto, que subsiste al margen de todos esos
objetos, lo igual en sí mismo. (…) ¿De dónde, entonces, hemos
obtenido ese conocimiento? ¿No, por descontado, de las cosas que ahora
mismo mencionábamos, de haber visto maderos o piedras o algunos otros objetos
iguales, o a partir de esas cosas lo hemos intuido siendo diferente a ellas? ¿O
no te parece que es algo diferente? Examínalo con este enfoque. ¿Acaso piedras
que son iguales y leños que son los mismos no le parecen algunas veces a unos
iguales, y a otros no?
(Tema) El problema que Platón plantea en este fragmento del diálogo Fedón es el del origen del conocimiento de las ideas.
(Tesis) Para responder a este problema recurre al ejemplo de la idea de la igualdad en contraposición a las cosas que se dicen iguales. Y defiende que el conocimiento de las ideas no puede proceder de la experiencia, es decir, de la visión de las cosas sensibles (donde dice que la idea de igualdad no se obtiene de “haber visto maderos o piedras o algunos otros objetos iguales”) ya que las ideas tienen una naturaleza diferente a la de las cosas sensibles. No obstante, aun cuando ese conocimiento de las ideas no pueda extraerse de las cosas sensibles, Platón sostiene igualmente en este texto que sólo el contacto con las cosas sensibles nos permite acceder a él (allí donde señala que ese conocimiento lo hemos obtenido “a partir de esas cosas” pero siendo la idea de la igualdad “diferente a ellas”). (Información adicional) Pues, según la teoría de la reminiscencia, son las cosas del mundo sensible las que nos permiten recordar las ideas que habíamos conocido en una existencia anterior pero habíamos olvidado.
(Exposición ordenada de los argumentos). Para justificar que el conocimiento de las ideas no se extrae de las cosas sensibles, dada la diferente naturaleza de las primeras con respecto a las segundas, Platón apela a los diferentes modos de conocimiento que corresponden a unas y otras. Así, plantea que las cosas que se dicen iguales dan lugar a diferentes opiniones o pareceres (“acaso piedras que son iguales y leños que son los mismos no le parecen algunas veces a unos iguales, y a otros no”), puesto que se trata de cosas cambiantes y mutables y su forma de conocimiento es la dóxa, un conocimiento que depende de la utilización de los sentidos y que puede dar lugar a percepciones cambiantes.
Frente a este conocimiento de las cosas sensibles, a la idea de la igualdad, que es siempre idéntica a sí misma e inmutable, le corresponde la forma de conocimiento de la episteme. Puesto que este conocimiento se alcanza por medio de la inteligencia y no de los sentidos, no puede dar lugar a opiniones ni percepciones distintas (por eso Sócrates niega que la idea de la igualdad pueda aparecer como desigualdad). De ahí que Platón considere que el conocimiento de las ideas no puede alcanzarse a través de la experiencia de las cosas sensibles: así como éstas se conocen por medio de los sentidos, las ideas, de naturaleza inteligible, sólo pueden conocerse por medio de la intelección.
(Conclusión) Es pues, por medio de estos argumentos como Platón defiende en este texto su teoría de que conocer las ideas es recordarlas.
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En efecto, así pasa.
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¿Qué? ¿Las cosas iguales en sí mismas es posible que se te muestren como
desiguales, o la igualdad aparecerá como desigualdad?
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Nunca jamás, Sócrates» (Platón, Fedón)
(Tema) El problema que Platón plantea en este fragmento del diálogo Fedón es el del origen del conocimiento de las ideas.
(Tesis) Para responder a este problema recurre al ejemplo de la idea de la igualdad en contraposición a las cosas que se dicen iguales. Y defiende que el conocimiento de las ideas no puede proceder de la experiencia, es decir, de la visión de las cosas sensibles (donde dice que la idea de igualdad no se obtiene de “haber visto maderos o piedras o algunos otros objetos iguales”) ya que las ideas tienen una naturaleza diferente a la de las cosas sensibles. No obstante, aun cuando ese conocimiento de las ideas no pueda extraerse de las cosas sensibles, Platón sostiene igualmente en este texto que sólo el contacto con las cosas sensibles nos permite acceder a él (allí donde señala que ese conocimiento lo hemos obtenido “a partir de esas cosas” pero siendo la idea de la igualdad “diferente a ellas”). (Información adicional) Pues, según la teoría de la reminiscencia, son las cosas del mundo sensible las que nos permiten recordar las ideas que habíamos conocido en una existencia anterior pero habíamos olvidado.
(Exposición ordenada de los argumentos). Para justificar que el conocimiento de las ideas no se extrae de las cosas sensibles, dada la diferente naturaleza de las primeras con respecto a las segundas, Platón apela a los diferentes modos de conocimiento que corresponden a unas y otras. Así, plantea que las cosas que se dicen iguales dan lugar a diferentes opiniones o pareceres (“acaso piedras que son iguales y leños que son los mismos no le parecen algunas veces a unos iguales, y a otros no”), puesto que se trata de cosas cambiantes y mutables y su forma de conocimiento es la dóxa, un conocimiento que depende de la utilización de los sentidos y que puede dar lugar a percepciones cambiantes.
Frente a este conocimiento de las cosas sensibles, a la idea de la igualdad, que es siempre idéntica a sí misma e inmutable, le corresponde la forma de conocimiento de la episteme. Puesto que este conocimiento se alcanza por medio de la inteligencia y no de los sentidos, no puede dar lugar a opiniones ni percepciones distintas (por eso Sócrates niega que la idea de la igualdad pueda aparecer como desigualdad). De ahí que Platón considere que el conocimiento de las ideas no puede alcanzarse a través de la experiencia de las cosas sensibles: así como éstas se conocen por medio de los sentidos, las ideas, de naturaleza inteligible, sólo pueden conocerse por medio de la intelección.
(Conclusión) Es pues, por medio de estos argumentos como Platón defiende en este texto su teoría de que conocer las ideas es recordarlas.
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