sábado, 11 de noviembre de 2017

Análisis de textos de Aristóteles I


Texto 1:


“Además, no son semejantes el caso de las artes y el de las virtudes, pues las cosas producidas por las artes tienen su bien en sí mismas; basta, en efecto, que, una vez realizadas, tengan ciertas condiciones; en cambio, las acciones de acuerdo con las virtudes, no están hechas justa o sobriamente si ellas mismas son de cierta manera, sino si también el que las hace está en cierta disposición al hacerlas, es decir, en primer lugar, si sabe lo que hace; luego, si las elige, y las elige por ellas mismas; y, en tercer lugar, si las hace con firmeza e inquebrantablemente. Estas condiciones no cuentan para la posesión de las demás artes, excepto el conocimiento mismo; en cambio, para la de las virtudes el conocimiento tiene poco o ningún peso, mientras que las demás condiciones no lo tienen pequeño, sino total, ya que surgen, precisamente, de realizar muchas veces actos justos y moderados. Así las acciones se llaman justas y moderadas cuando son tales que el hombre justo y moderado las haría; y es justo y moderado no el que las hace, sino el que las hace como las hacen los justos y moderados. Se dice bien, pues, que realizando acciones justas y moderadas se hace uno justo y moderado, respectivamente; y sin hacerlas, nadie podría llegar a ser bueno”. (Ética a Nicómaco II, 4)


Análisis:

Tema: Naturaleza de las acciones de acuerdo con la virtud, es decir, qué naturaleza tienen las acciones virtuosas. Por los ejemplos que Aristóteles pone, se entiende que está hablando de las virtudes éticas.

Tesis: Se podrían distinguir dos tesis con respecto a la naturaleza de las virtudes, si bien ambas aparecen entrelazadas, es decir, la segunda tesis se introduce dentro de la argumentación de la primera.

Primera tesis: la naturaleza de las acciones realizadas de acuerdo con la virtud no es la misma que la naturaleza de las acciones relativas al arte o acciones productivas (aquellas destinadas a la producción de objetos).
Argumentos:
1) Las cosas producidas por las artes tienen su bien en sí mismas y basta que una vez producidas cumplan ciertas condiciones (perfección técnica, hechura adecuada)
2) A diferencia de ellas, las acciones virtuosas tienen que cumplir, ellas mismas, es decir, en cuanto acciones (y no cosas) ciertas condiciones, que son, además de estar hechas de determinada manera, que el que las hace esté en cierta disposición al hacerlas, a saber:
- tener conciencia de la acción (saber lo que hace)
- haberlas elegido y elegirlas por ellas mismas y no por ninguna otra causa (no utilizarlas como medio para la consecución de otro fin)
- hacerlas con firmeza y de modo inquebrantable (sin vacilaciones, por voluntad de llevar a cabo una acción virtuosa)
3) Así como el conocimiento (teórico) tiene un peso en las artes, no es importante en el caso de las virtudes, mientras que las demás condiciones son importantes porque se adquieren al realizar repetidamente actos virtuosos.

Este último argumento es el que podría considerarse como una segunda tesis con respecto a la naturaleza de las acciones virtuosas, a saber, que la virtud se adquiere practicando la virtud. Y para esta afirmación no hay una nueva argumentación, sino una aplicación de lo dicho anteriormente sobre la naturaleza de la virtud al ejemplo de las virtudes de la justicia y la moderación:
- Si antes se ha dicho que las acciones virtuosas deben de estar hechas de determinada manera, ahora se dice que deben de estar hechas como las haría el hombre justo y moderado, que es quien ha conseguido ser justo y moderado a fuerza de practicar la justicia y la moderación.
- Por último, se reafirma la tesis señalando que sólo realizando acciones justas y moderadas se hace uno justo y moderado (ejemplo que valdría para cualquier virtud: sólo realizando acciones virtuosas, se hace uno virtuoso).

De manera que, con esta segunda tesis, Aristóteles está afirmando que sin la práctica, sin el ejercicio, no es posible la virtud.

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Texto 2:

“Por tanto, ni las virtudes ni los vicios son pasiones, porque no se nos llama buenos o malos por nuestras pasiones, sino por nuestras virtudes y nuestros vicios; y se nos elogia o censura no por nuestras pasiones (pues no se elogia al que se encoleriza sin más, sino al que lo hace de cierta manera), sino por nuestras virtudes y vicios. Además, nos encolerizamos o tememos sin elección deliberada, mientras que las virtudes son una especie de elecciones o no se dan sin elección. Finalmente, por lo que respecta a las pasiones se dice que nos mueven, pero en cuanto a las virtudes y vicios se dice no que nos mueven, sino que nos disponen de cierta manera.
Por estas razones, tampoco son facultades; pues, ni se nos llama buenos o malos por ser simplemente capaces de sentir las pasiones, ni se nos elogia o censura. Además, es por naturaleza como tenemos esta facultad, pero no somos buenos o malos por naturaleza (y hemos hablado antes de esto). Así pues, si las virtudes no son ni pasiones ni facultades, sólo resta que sean modos de ser”. (Ética a Nicómaco II, 5)

Análisis

Tema: cuál es la naturaleza de la virtud ética; más concretamente, de qué modo pueden definirse o caracterizarse las acciones virtuosas en sentido ético.

Tesis (aparece al final de la argumentación del texto): las virtudes éticas son modos de ser, hábitos.

Argumentos (se llega a la afirmación de esta tesis por exclusión a partir de los siguientes argumentos):
1) Las virtudes y los vicios (su contrario) no son pasiones porque:
- no se nos juzga moralmente por nuestras pasiones, pero sí por nuestros vicios y virtudes.
- las pasiones no las elegimos, mientras que las virtudes y los vicios no se dan sin elección.
- así como las pasiones nos mueven a obrar (son motores de nuestra acción), las virtudes sólo nos predisponen a obrar de una determinada manera (es decir, no nos impulsan a obrar, sino que ante la acción que vamos a emprender, nos llevan a obrar en una determinada dirección o en otra).
2) Las virtudes y los vicios no son facultades (capacidades, como la capacidad de conocer o sentir) porque:
- no se nos juzga moralmente por ser capaces de sentir una pasión.
- las facultades están en nosotros por naturaleza (nacemos ya con ellas, por ejemplo, los humanos, a diferencia de las piedras, con la capacidad de sentir), mientras que nuestra maldad o bondad es producto de decisiones racionales y deliberadas y, por tanto, son adquiridas (por eso constituyen nuestra segunda naturaleza, la que nosotros mismos nos hemos forjado a fuerza de elegir actuar de determinada manera).

Por tanto (conclusión), si las virtudes no son pasiones ni facultades, entonces, son modos de ser o hábitos.

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